
Sales de currar, hace más calor que follar en un plástico;
en tu mente, un solo pensamiento, una sola dirección. Eso es, quieres una
birrita bien fría, de esas con trozos de hielo creados por Dios, por una
nevera, o por temas de condensación y demás historias que te importan cuatro
mierdas bien gordas. Tu objetivo es claro, apartas a la gente, empujas niños
escaleras abajo, escaleras arriba, te la pela totalmente. Por fín, te metes en
un antro cualquiera “jefe una birra bien fresquita” “Marchando”. Miras la
cerveza con recelo “no esta sudando”, piensas. Y al primer trago, horror,
holocausto, masacre, genocidio, ganas de matar aumentando, Pepe del Madrid
entrando a tu casa a las tres de la madrugada. Efectivamente, te han puesto una
puta cerveza caliente, se acabó lo que se daba, ibas a echar el polvo de tu
vida, pero has tenido un ataque de disfunción eréctil, esto ya no hay quien lo
levante.
“Jefe, esta birra está caliente, vamos, que está para
echarle el fideo”. “Joder, pues si es de las del fondo de la nevera”. Total, te
acabas tu birra caliente, y te vas para tu casa, abatido, a llorar como una
nena. Recordad amigos, hay dos cosas que a nadie le gustan calientes, las
birras y las mujeres de mas de 100 quilos.
1 comentarios:
La verdad que es dejarte a medias total... Como escuchar "Roadhouse blues" a toda hostia y que de repente empiece a sonar la sintonía del Grand Prix (Ramón García included)
Las cosas claras y las birras frías. And point.
PD: ¿Y yo por qué no había entrado en tu blog? Craso error :)
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