Las Zapamonster

El otro día iba caminando sin rumbo, donde me llevara el viento; normalmente el viento me acaba llevando al bar, así que no me quejo mucho. Vas mirando gente, escaparates, un perrete cagando, lo de siempre; pero no, lo de siempre ha cambiado, ahora parece que… ¡las tías son mas altas! Al menos, esa es la primera impresión. Luego, miras a la susodicha de arriba abajo, vale, no hay nada defectuoso. Un momento, ¿que es esa putísima mierda que llevas en los pies? Ahí estaban, unas putas bambas con plataforma; hija mía, pareces de los Montser, eres una jodida Zapamonster.
Te da por mirar pies, cosa que no mola mucho, al menos a mi, los pies son feunos. Toma ya, le han puesto una plataforma a cualquier zapatilla, ole vuestra polla; chanclas con plataforma, zapatillas con plataforma, zapatos de tira, venga, vamos a ponerle plataforma también, no hay limite en el plataformeo, no hay nadie al volante, el límite lo marca la imaginación, lastima que sea la imaginación de un retarded ¿Cual es el motivo de la plataforma? ¿Llegar al estante de arriba? ¿Poder cogerse de la barra del autobús? ¿coger los Donuts de la caja de arriba? Que inventen unos tejanos con rodillera, que al menos servirían para alguna cosa.

Señor que se inventa las modas de cada año, me convenció con los leggins marca-todo y caí rendido a sus pies con los shorts, pero las plataformas me parecen una aberración mayor que el tanga color carne.

Il criticone di merda: 8 apellidos vascos

Vaya por delante, no soy un pico fino con el tema del humor, me parto el ojete por varios puntos viendo Torrente.
En fin, te la recomiendan por todos lados, mucha risa, carcajadas aseguradas, no escuchas la mitad de la peli porque estas a punto de morir de risa, mandíbulas fuera. Compras tus entradas en forma de archivo Torrent, y venga, allá vamos, quiero que me destroces la boca, agujetas en el único abdominal que tengo, acaba conmigo, 8 apellidos vascos, destrózame a base de reír.
Y una polla como una olla. No entraré a criticar si la fotografía es buena, esta mal no se que o mal no se cuanto; mas que nada porque no tengo ni puta idea. Bueno, la fotografía no se si es buena, pero la protagonista lo está bastante. Me cago en la cara de Dios, yo he venido aquí a reírme, y eso es lo único que no estoy haciendo. Me encanta Dani Rovira como monologuista, hasta he ido alguna vez a verlo al teatro. Me gusta Clara Lago como mujer, aunque no he ido a verla nunca a ningún lado. Karra Elejalde mola.
Pero la película, ¿pero que cojones habéis hecho? El guión parece firmado por Los Morancos vs José Mota, chiste facilón, supongo que cuando llamaron a Pajares y Esteso estaban liados, que sino también se apuntan al festival. Gracias sobre la ETA, vascas frígidas,  y andaluces vagos y fiesteros, pero sin la suficiente mala hostia como para llegar a molar, todo inventado en los 70 amigos.

Sólo falta esperar a que hagan 8 apellidos catalanes, haciendo gracias sobre los peajes, que la chica catalana nunca pague una mierda, y que al final todo se acabe arreglando en Montserrat con La Moreneta como testigo. 

Si eso, ya no traigas los bocatas

Soy mucho de ir al bar con motivo, con motivo de ver el fútbol, por ejemplo. O porque me sale de los cojones, que también parece un buen motivo. En una de esas, me metí en un bar grande, donde ya había ido varias veces, a ver una eliminatoria de “Xempions”, que acabó mal, pero mal nivel te podrías haber quedado en tu casa leyéndote el libro de Belen Esteban, pero eso no viene a cuento.
Total, al acabar la primera parte, pedimos unos bocatas. En mi caso pido, ojo, un bocadillo de tortillita de patatas. Ya se que es un bocadillo difícil de preparar, entre que horneas el pan, matas a la gallina para sacarle los huevos de dentro, siembras la patata, prensas el aceite para freírla, etc.
No contento con la prueba que le puse, como ese día estaba quisquilloso, me dije, venga va, pide también una cerveza, a ver como se desenvuelve. Venga, diseña la etiqueta, haz la botella, maltea maltea maltea, bueno, 15 minutos para traer la birra; “Perdona, faltan unos bocadillos”. “Están saliendo”. “¿Están saliendo?”. ¿Qué es eso? ¿Se han ido de parranda? ¿Les has dado 2 euros para que se compren chuches?
Minuto 60 de partido, empiezo a no acordarme de qué cojones había pedido el bocadillo. “Disculpa, faltan unos bocatas”. “Un momento, que estamos a tope”, o alguna mierda parecida. En ese momento, tuve que coger dos sillas más, para mis cojones, se entiende, por lo hinchados que los tenía. Encima, el resultado del partido era óptimo, óptimo para ponerte de mala ostia, claro está.
Miradas de mala ostia con el camarero, partida de poker visual. Más hambre que el ojete de Carmen de Mairena. Llegamos al minuto 85 de partido, Neo-Tokio está a punto de E-X-P-L-O-T-A-R (vamos frikis, mirad la portada de Akira). Llamamos al camarero por su nombre:
-Perdona
-¿Si?
-Si eso, ya no traigas los bocatas
Y sí, efectivamente el volvió a soltar:
-Si ya casi están.


Nadie respondió; de aquel bar solo salieron unos hombres que sabían que nunca volverían.

La deprimente historia del niño que paso a ser viejo en una noche, o como cumplir 30 años de un día para otro.

Esta mañana el niño de nuestra historia se encuentra raro; ayer se acostó siendo un chaval, 29 años, su madre le arropó como cada noche, besico en la frente, los deberes hechos… bueno eso no, que no era mucho de hacer los deberes, para que nos vamos a engañar a estas alturas de la película. Hoy al abrir los ojos, todo estaba cambiado; se había convertido en un abuelo de 30 añazos de los buenos, a la mierda la bicicleta, no había choco krispis, ni maleta, ni nada de lo que había cuando se acostó.
Su hasta ayer lacia melena había sido substituida por una calva cual posa vasos y, aquí viene la parte que a todos interesa: Efectivamente, a partir de los 30, se acabó la tienda de campaña, el abuelo, por primera vez desde antes de nacer, que en el vientre materno ya empalmaba, se ha despertado con el ciruelo cual blandiblú, el encargado de la grúa se ha tomado vacaciones, se ha caído la estructura de la torre, Sauron ya no mira desde arriba, ya no existen ni “folre” ni “manilles” (nunca pensé que haría un chiste con castillos, que maduro soy), a partir de ahora, tendrá que comprar condones de Uralita, zumbar en el suelo para que ella note algo duro… hostia puta, podría seguir así durante horas, la tortuga ya no asoma la cabeza, está blando el choped con la punta morada…

En fin, solo le queda sentarse solo, en una silla, a ver si vienen para llevarle al asilo, para poder pellizcar culos de enfermeras con sus colegas.