El otro día iba caminando sin rumbo, donde me llevara el
viento; normalmente el viento me acaba llevando al bar, así que no me quejo
mucho. Vas mirando gente, escaparates, un perrete cagando, lo de siempre; pero
no, lo de siempre ha cambiado, ahora parece que… ¡las tías son mas altas! Al
menos, esa es la primera impresión. Luego, miras a la susodicha de arriba abajo,
vale, no hay nada defectuoso. Un momento, ¿que es esa putísima mierda que
llevas en los pies? Ahí estaban, unas putas bambas con plataforma; hija mía,
pareces de los Montser, eres una jodida Zapamonster.
Te da por mirar pies, cosa que no mola mucho, al menos a mi,
los pies son feunos. Toma ya, le han puesto una plataforma a cualquier
zapatilla, ole vuestra polla; chanclas con plataforma, zapatillas con
plataforma, zapatos de tira, venga, vamos a ponerle plataforma también, no hay
limite en el plataformeo, no hay nadie al volante, el límite lo marca la
imaginación, lastima que sea la imaginación de un retarded ¿Cual es el motivo
de la plataforma? ¿Llegar al estante de arriba? ¿Poder cogerse de la barra del
autobús? ¿coger los Donuts de la caja de arriba? Que inventen unos tejanos con
rodillera, que al menos servirían para alguna cosa.
Señor que se inventa las modas de cada año, me convenció con
los leggins marca-todo y caí rendido a sus pies con los shorts, pero las
plataformas me parecen una aberración mayor que el tanga color carne.