Hoy, dando un paseo, he visto un póster anunciando un
concierto; no un concierto cualquiera, un concierto de Camela, por los clavos
de Cristo. Pero… un momentico...este póster tiene algo raro… aquí falta algo… ¿Dónde cojones está el
tío del organillo? ¿Ha desaparecido? Le he dado la vuelta al anuncio para ver
si el señor en cuestión estaba al otro lado del póster, y nada, no aparece,
sólo quedan las dos tías, la tía con voz de tía y el tío con voz de tía, el
tercero ya no está. ¿Ha zarpado el amor? ¿Ya no brillan las estrellas de mil
colores? ¿Le llamaron los otros dos y le dijeron: Escúchanos, compréndelo, es
imposible nuestro amor?
Busco un poquito por Internet, y veo que el señor de los
teclados, era el principal compositor del grupo, y una declaración suya que no
deja lugar a dudas: “Me fui de Camela forzado, porque no me dejaban hacer ni
evolucionar” ¿Qué pasa, que Camela es un Pokémon? Si hay algo que no tiene que
evolucionar, es Camela, coño, un respeto.
El siguiente paso ha sido abrir Spotify, teclear Camela, y
aquí estoy, escuchando Camela. Si los buscáis (lo haréis, lo escuchareis y
alguien os pillará haciéndolo), veréis sorprendidos que hay un disco llamado
“Camela, los 24 éxitos de oro”. Quizá es un poco excesivo, un par o tres, mira,
cada uno lo suyo, pero 24 éxitos, y no de cualquier material, al loro, que los
éxitos son de oro, me parece echarle mucho valor.
En fin, que no somos nadie, si Camela se ha separado, ¿qué
valores vamos a pasarles a nuestros hijos? No hay nada irrompible, ni siquiera
ellos. Por favor, que se llamen y que lo hablen, que no caigan más lágrimas de
amor.