No somos nadie

Hoy, dando un paseo, he visto un póster anunciando un concierto; no un concierto cualquiera, un concierto de Camela, por los clavos de Cristo. Pero…  un momentico...este póster tiene algo raro… aquí falta algo… ¿Dónde cojones está el tío del organillo? ¿Ha desaparecido? Le he dado la vuelta al anuncio para ver si el señor en cuestión estaba al otro lado del póster, y nada, no aparece, sólo quedan las dos tías, la tía con voz de tía y el tío con voz de tía, el tercero ya no está. ¿Ha zarpado el amor? ¿Ya no brillan las estrellas de mil colores? ¿Le llamaron los otros dos y le dijeron: Escúchanos, compréndelo, es imposible nuestro amor?
Busco un poquito por Internet, y veo que el señor de los teclados, era el principal compositor del grupo, y una declaración suya que no deja lugar a dudas: “Me fui de Camela forzado, porque no me dejaban hacer ni evolucionar” ¿Qué pasa, que Camela es un Pokémon? Si hay algo que no tiene que evolucionar, es Camela, coño, un respeto.
El siguiente paso ha sido abrir Spotify, teclear Camela, y aquí estoy, escuchando Camela. Si los buscáis (lo haréis, lo escuchareis y alguien os pillará haciéndolo), veréis sorprendidos que hay un disco llamado “Camela, los 24 éxitos de oro”. Quizá es un poco excesivo, un par o tres, mira, cada uno lo suyo, pero 24 éxitos, y no de cualquier material, al loro, que los éxitos son de oro, me parece echarle mucho valor.

En fin, que no somos nadie, si Camela se ha separado, ¿qué valores vamos a pasarles a nuestros hijos? No hay nada irrompible, ni siquiera ellos. Por favor, que se llamen y que lo hablen, que no caigan más lágrimas de amor.

Comiendo en la jungla

Con animalicos, y como animalicos. El fin de semana pasado me invitaron a un cumpleaños, cosa que siempre es de agradecer, para estar con un montón de gente, cosa que me encanta, así que también es de agradecer; hasta aquí las comidas de polla; bueno no.
Fuimos a comer a un sitio que seria… como quedar para zumbar con Nacho Vidal, pero en comida; fui a comerme la polla más grande.
Todo era gigante, Frankfurt gigante, hamburguesa gigante, birra gigante… por lo tanto, la cagada que eché, amigos, también fue gigante. Era carnavalentin, o como llamen a tal mezcla, con lo que podías esperar, y así fue, mesas con mucha peña disfrazada, bebiendo, comiendo, en fin, haciendo jolgorio. Lo que no podía esperar, y me llamó enseguida la atención, fue un par de mesas de parejitas, comiéndose cada uno una hamburguesa de medio kilo.
En serio, ¿quien lleva a su pareja, de cena romántica, a un sitio de comida gigante? ¿Esperas que tu novia te haga una comida gigante después de llevarla allí? Seguramente la llevaste allí para ver si moría de un ataque al corazón y te podías follar su cadáver.
Aunque el momento que recuerdo con mas cariño es este…

Después de un bocado de malagueña, cerrando los ojos, imaginándome que unos huevos me daban en la barbilla… al abrirlos, de detrás de la persona que comía delante mío (un calvo), apareció un detector de mongolos; sí, ahí estaba… un movil flotando, enganchado a un puto palo selfie, y una tontica chillando “fotoooooo”. Empezaron a salir tonticos del culo de debajo de las piedras, parecía el cumpleaños de Corky, y así toda la cena; ¿por qué su voto vale lo mismo que el mío? En fin, comed gigante.