“No llego, no llego, joder, cerremos esfínter, que nadie
pase por la compuerta, donde hay un lavabo, necesito meter a Obama en el
despacho de la casa blanca”; ¿cuantas veces has tenido esta sensación, amigo lector?
La calle esta llena de bares donde no te dejan cagar sin consumir, la madre que
los parió. De repente, un restaurante de comida rápida, esta es la mía, alabados
sean los dioses. Bajas las escaleras hacia el lavabo, te cruzas con alguien con
cara de satisfacción, sin caer en la cuenta de que viene de hacer lo que te
dispones a hacer tú.
Cuando te dispones a posar tu culo en el váter, cuando la
distancia culo-taza se va acortando, notas que hay algo que no va bien; la
temperatura de los cuerpos no es correcta. La parte que debería producirte escalofríos,
tiene una temperatura más próxima al Sol que al polo norte. Sabes quien ha
sido, ese tipo con cara sonriente con el que te has cruzado en las escaleras. No
tienes otra opción, después de cagar, debes localizarlo y acabar con su vida,
ha jodido uno de los mejores momentos del día, el de sacar el aguijón después de
notar el frío polar en tus nalgas.